Exposición de cuadros de un autor local

     Se llama Enrique, y se apellida Barquín Sierra. Es pintor por afición, pero ha sido otras muchas cosas en la vida. Ahora simplemente cuida de su esposa, Carmenchu, y de sí mismo. Y en sus ratos libres, pinta. Y al tiempo que pinta enseña y dirige a otras personas en el barrio, que han encontrado de esta manera cómo expresarse con un pincel en una mano y la paleta en la otra.

     A la chita callando, se han juntado una veintena de dibujantes, acuarelistas y oleístas que cada año nos exponen en la Asociación sus trabajos, los terminados y los que están en proceso. Tocan muchos resortes, desde los paisajes hasta los retratos, pasando por bodegones, naturaleza muerta y centros florales.

     El Ayuntamiento de Valladolid, aprovechando que está recién estrenado el Centro Cívico de Parque Alameda, ha organizado una exposición con una parte de las obras pictóricas que ha realizado últimamente Enrique Barquín. Se han recopilado 33 cuadros y un proyecto a medio elaborar, el bombero y la niña haitiana.

    Con las fotos que he sacado he elaborado un video y una presentación, que ofrezco aquí. Yo simplemente he añadido al final el Cristo que se ofrece en el templo parroquial, y que no está presente en la exposición.

    Cada cuadro tiene título, pero yo los he omitido, porque así cada quien que los contemple es libre de imaginar cómo nombrarlos.

    Él no sabe que está ahora en internet. Cuando se entere puede que le guste o que no. Y si resulta que es que no, tendré que borrar. Aprovechad, pues, que tenéis hasta el domingo, porque antes no pienso decírselo.

    ¡Ah!, otra cosa. Él se ha pintado y está inmortalizado por sus propios pinceles. A ver si dais con él.

     Pinta tal como lo vais a ver.




¡Qué poquita cosa somos!

     Anoche me acosté desazonado por culpa de la impresora. No quiso hacer el trabajo que desde el ordenador le estaba requiriendo.

     El hecho dio motivo para una reflexión sobre el ser, la condición humana, las dependencias que nos  hemos creado y…, una pregunta me asaltó justo ya en la cama: ¿Por qué en este país ya no se fabrican cintas para máquinas de escribir?

     Claro, llegaron los ordenadores y qué bien; se escribe, se  corrige, se corta y se pega, se coloca el texto automáticamente en los márgenes, el teclado es suave que te mueres, el modelo de letra se cambia sin cambiar de cabezal ni de tipo de máquina, en fin, una gozada.

     Y llegaron las impresoras de laser a todo color. Y la gozada subió al mismo paraíso. ¡Qué presentación de documentos! ¡Qué trabajos más primorosos, limpios, imborronables e insuperables!

     Basta que falte algún pequeño detalle o que falle lo que nunca debería fallar para que toda la alegría se vaya directamente por el desagüe.

     Y ayer se fue, porque la impresora no quiso obedecer.

     Esta mañana me he levantado más o menos así:


     Enciendo las máquinas, doy al enter, y la puñetera impresora ¡bordó el trabajo!

     Tuve un subidón de adrenalina y me puse como una moto.

     ¡Veáse, véase!





     ¡Porca miseria! ¡Vanidad de vanidades…!

Así, como lo acabo de recibir, lo publico (Una historia desgarradora desde Marruecos)

"Así lo he recibido. Así lo reenvío. Y seguiré arrodillándome, porque hoy he visto a Dios en negro y sin papeles". + Fr. Santiago Agrelo Martínez Arzobispo de Tánger1
«Tánger dieciséis de febrero 2010
     Imagina que diste a luz el domingo pasado en un hospital público marroquí. Un niño precioso.
     Imagina que te dieron el alta al día siguiente, lunes.
     Imagina que volviste a casa, cansada, sangrando del post-parto, con dolores aún en un útero que lucha por volver a su sitio.
     Imagina que en casa te está esperando tu niña de dos años y dos meses y tu pareja.
     Imagina que esta mañana mientras bañabas al bebé comenzaste a ver que le costaba respirar.
     Imagina que corriste al hospital público marroquí.
     Imagina que te dijeron que no podían atenderte.
     Imagina que fuiste dos veces.
     Imagina que la tercera vez tu bebé dejó de respirar casi en la puerta del hospital.
     Imagina que pediste auxilio por tu bebé muerto.
     Imagina que se lo llevaron a la morgue del hospital.
     Imagina que a ti, a tu niña de dos años y dos meses y a tu pareja os llevaron a comisaría.
     Ahora imagínate retorciéndote de dolor en las entrañas, el dolor agrio de la muerte de tu hijo, el dolor de un útero que te recuerda recién parida, el dolor de una leche que sube a tus senos duros como piedras. Pero imagínate NEGRA, imagínate AFRICANA, imagínate POBRE, imagínate SIN PAPELES.
     Estás sentada, doblada sobre tu vientre en aquel sucio despacho de policías que van y vienen y te hablan en una lengua que no entiendes. Allí te miro e intento traducirte las preguntas que me parecen estúpidas, crueles e inhumanas.
     Quieren saber qué hacéis en su reino, cómo habéis entrado y cuánto tiempo lleváis aquí.      Quieren saber cómo os llamáis, cómo se llaman vuestros padres y porqué habéis venido.
     Tu pareja grita y pide piedad. Sabe que todas las preguntas van dirigidas a justificar una deportación al desierto. Tu pareja grita y te tranquiliza llamándote “honey”.
     Tu niña sonríe, juega con su gorro y canta “haleluya”.
     La policía busca un intérprete de árabe a inglés para hacer el parte y llevaros a Tribunal.
     Me dices que si te deportan al desierto y allí te violan no crees que aguantarás el dolor, que aún estás recién parida.
     Un policía se me acerca y me pregunta: ¿Por qué hacéis esto? ¿Por placer? Este amable policía llama “esto” a acompañar a unos padres sumidos en el dolor, a comprar algo de comida para una niña que lleva todo el día sin probar bocado y a intentar traer un poco de humanidad o al menos de buen trato a esa puñetera comisaría.
     Entonces le miro, me horroriza su frialdad, y le contesto, lo hacemos por amor. Veo en él a esos seres que comen, cagan y hacen de policía para poder seguir comiendo y cagando. Siento lástima.
     Detienen a tu pareja en comisaría y me dicen que como caso humanitario te dejan dormir en casa. Mañana tienes que pasar el Tribunal junto a tu marido.
     Te hundes. Es la primera vez que te veo enderezar ese vientre que te duele. Gritas y lloras hasta que un policía te manda callar.
     No lo soporto, me puede la escena y le pido por favor que entienda que tu hijo ha muerto hoy, que estás recién parida, que te duelen las entrañas.
     Me responde con desprecio que en este reino hay unas leyes, que aquí se hace lo que dice el procurador del rey y que tú eres una NEGRA CLANDESTINA.
     Mañana iremos al Tribunal, mañana un hombre de este reino decidirá si te tiran a ti y a tu niña al desierto de madrugada. A partir de ahí la suerte decidirá si serás violada, si tu hija será raptada o por qué no violada también.
     Imagínate que todo eso te ha pasado hoy.
     Imagínate que a todas nos duelen sus entrañas.
     Imagínate que a todas nos duelen nuestras entrañas».

(1) Publicado con el título "He visto a Dios en negro y sin papeles" en el blog SIEMPRE EN EL CORAZÓN DE CRISTO.

Muestrario nº 23


Lo de 23 es lo de menos, es que he perdido la cuenta y he puesto 23 como podía haber anotado 57.

Este post va de cosas encontradas en la red y que tienen su qué.

1. El buena gente: Confesiones de un médico 




2. El sabueso: Gatopardo




3. El interesante: Zaidenwerg

http://3.bp.blogspot.com/_b7xo23tyssg/Sw5sZyn30KI/AAAAAAAABb8/33f0GHFelCo/s1600/hippiesaco.png




4. Una delicia: Nubes y Claros




5. Un artista: Maguette Mbodj




6. Una gallega: Paradelas de coles

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Ni soy representante, ni llevo comisión, ni tengo parte ni arte… Sólo aviso, y no, de ninguna manera soy traidor. Pasen, ustedes, vean, comprueben, comparen y… decidan.

Media docena no está nada mal, ¿verdad?

Miércoles de Ceniza


Sí, miércoles de ceniza.

La ceniza, el ramo de olivo y el cartel de Manos Unidas-Campaña contra el Hambre: “Contra el hambre, defiende la tierra”.

Tras el ruido del carnaval, que por aquí no ha pasado de moderado, un rato de sosiego, de introspección y reflexión.

Llegamos cansados del día, ateridos y mojados.

Estuvimos animados y animosos. Celebramos y brindamos.

Salimos, ni señalados ni marcados, convencidos y decididos.

No hubiera estado mal, pero no lo leímos. Por eso lo pongo ahora aquí, porque acabo de descubrirlo allí y me apetece tenerlo cerca para mí y para quien venga.



Ash Wednesday1 de T. S. Eliot2 (1930)


I

Porque no espero retornar jamás
Porque no espero
Porque no espero retornar
Deseoso del don de éste y de la visión de aquél
Ya no me esfuerzo más por esforzarme por cosas semejantes
(¿Por qué debiera desplegar las alas el águila ya vieja?)
¿Por qué debiera lamentarme yo
Por el poder perdido del reino acostumbrado?

Porque no espero conocer jamás
La endeble gloria de la hora positiva,
Porque pienso que no
Porque conozco que no he de conocer
El único real de los poderes transitorios
Porque no he de beber
Allí, donde los árboles florecen, y los manantiales fluyen, pues -de nuevo- no hay nada

Porque yo sé que el tiempo es siempre tiempo
Y que el espacio es siempre sólo espacio
Y que es actual lo actual sólo en un tiempo
Y sólo en un espacio
Me alegra que las cosas sean tal como son y
Renuncio al rostro bienaventurado
Y renuncio a la voz
Porque no he de esperar ya retornar jamás
Me alegro en consecuencia, al tener que construir algo
De qué alegrarme.

Y ruego a Dios se apiade de nosotros
Y le ruego que yo pueda olvidarme
De aquellas cosas que conmigo mismo discuto demasiado
Explico demasiado
Porque no espero retornar jamás
Deja que estas palabras respondan
Por lo que se ha hecho, para no volver a hacerse
Que el juicio no nos sea demasiado gravoso

Porque estas alas ya no son alas para volar
Sino sólo abanicos que baten en el aire
El aire que ahora es terriblemente angosto y seco
Más angosto y más seco que la voluntad
Enséñanos a preocuparnos y no preocuparnos
Enséñanos a quedarnos sentados quietos.

Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte
Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.


II

Señora, tres leopardos blancos estaban recostados bajo un árbol de enebro
A la fresca del día, tras haberse saciado hasta el hartazgo
De mis piernas mi corazón mi hígado y aquello que había sido el contenido
De la esfera ahuecada de mi cráneo. Y dijo Dios
¿Vivirán estos huesos? ¿Vivirán
Estos huesos? Y aquello que había sido el contenido
De los huesos (que ya se habían secado) dijo con un gorjeo:
Gracias a la bondad de esta Señora,
por su belleza, y porque
honra a la Virgen meditando
brillamos relucientes. Y yo, que estoy aquí disimulado,
ofrezco mis acciones al olvido, y mi amor
a la posteridad del desierto y al fruto de la calabaza.
Esto es lo que rescata
Mis entrañas, los nervios de mis ojos y las partes indigeribles
Que rechazan los leopardos. La señora se retira
Con un vestido blanco, a contemplar, con un vestido blanco.
Que la blancura de los huesos sirva de expiación para el olvido.
No hay vida en ellos. Como estoy olvidado
y he de estar olvidado, así me olvidaría
Al consagrarme, concentrado en un propósito. Y dijo Dios
Su profecía al viento, al viento solamente porque sólo
Sabe escuchar el viento. Y los huesos gorjeaban en un canto,
Acompañados por los saltamontes. Y decían:

Señora del silencio
Calmada y afligida
Desgarrada e intacta
Rosa de la memoria
Rosa de los olvidos
Agotada y nutricia
Preocupada y tranquila
La Rosa singular
Es ahora el Jardín
Donde el amor termina
Da fin a los tormentos
De amor insatisfecho
El tormento mayor
Del amor satisfecho
Final de lo infinito
Viaje a ninguna parte
La conclusión de aquello
Que es inconclusible
Discurso sin palabra y
Palabra sin discurso
Las gracias sean dadas a la Madre
Por el Jardín
Donde el amor termina.

Bajo un árbol de enebro, cantaban esparcidos los huesos relucientes
Estamos satisfechos de estar desperdigados, no hicimos nada bueno los unos por los otros
A la fresca del día, bajo un árbol, con la anuencia de la arena,
En olvido de sí mismos y de los otros, juntos
en el silencio del desierto. Esta es la tierra que
dividiréis por lotes. Y ni la división ni la unidad
importan. Es la tierra. Tenemos nuestra herencia.


III

Al doblar la segunda escalinata por primera vez
Me di vuelta y miré lo que había abajo,
La misma forma serpenteante sobre el pasamanos
Tras los vapores en el aire fétido,
En pugna contra el diablo de las escaleras,
Con su engañoso rostro de esperanza y desesperación.

Al doblar la segunda escalinata por segunda vez
Las dejé serpenteando y enrollándose ahí abajo;
Ya no había más rostros, la escalera estaba oscura,
Húmeda y escarpada, como la boca de algún viejo que babea sin remedio,
O las fauces dentadas de un tiburón ya viejo.

Al doblar la tercera escalinata por primera vez
Había una ventana panzona como el fruto de la higuera
Y detrás del espino florecido y de la escena pastoril
Una figura de anchas espaldas ataviada en verde y en azul
Hechizaba con una flauta antigua el mes de mayo.
Son dulces los cabellos que se agitan, los cabellos castaños que ondean sobre la boca,
Los cabellos violetas y castaños;
La distracción, la música de la flauta, las pausas y los pasos de la mente en la tercera escalinata,
Cada vez más se apagan; una fuerza mayor a la esperanza y a la desesperación
Sube por la tercera escalinata.

Señor, yo no soy digno
Señor, yo no soy digno

pero una palabra Tuya bastará.


IV

Quien caminaba entre el violeta y el violeta
Quien caminaba entre
Las varias gamas de variados verdes,
De azul y blanco, con el color de María,
Mientras hablaba de cosas triviales
Sin saber y sabiendo sobre el dolor eterno
Quien caminaba entre los otros mientras caminaban,
Quien hizo que las fuentes brotaran vigorosas e hizo frescas las aguas de los manantiales

Enfrió la piedra seca e hizo firme la arena
Con el azul de los delfinios, el azul del color de María,
Sovegna vos

He aquí los años que andan entre medio, haciendo a un lado
Los violines y las flautas, reinstaurando
a una que se mueve en el tiempo entre el sueño y el despertar, vestida

Con un manto de luz blanca, envuelto en la cabeza.
Los años nuevos van, reinstaurando
A través de una nube de lágrimas brillante, los años, reinstaurando
Con versos nuevos una rima antigua. Redime
El tiempo. Redime
La visión no leída en el sueño más alto
Mientras los unicornios enjoyados arrastran la carroza fúnebre dorada.

La hermana silenciosa con su velo azul y blanco
Entre los tejos, tras el dios del jardín,
La de la flauta sin aliento, agachó la cabeza e hizo un gesto, pero no dijo nada

Pero brotó la fuente y cantó el pájaro
Redime el tiempo, redime el sueño,
Muestra de la palabra nunca oída, nunca dicha,
Hasta que el viento arranque mil murmullos del tejo

Y después de este destierro.


V

Si se perdiera acaso la palabra perdida, si se gastara acaso la palabra gastada
Si se escuchara acaso y se dijera
La palabra no dicha ni escuchada;
Aún seguiría siendo la palabra no dicha, la Palabra no escuchada,
La Palabra sin palabra, la Palabra dentro
Del mundo y para el mundo;
Brilló la luz en las tinieblas y
Contra la palabra el mundo inquieto seguía dando vueltas
Alrededor de la Palabra silenciosa

Oh pueblo mío, ¿qué te he hecho?

¿Dónde habrá de encontrarse la palabra, dónde
resonará? Aquí no, porque aquí no hay silencio suficiente,
ni en el mar ni en las islas, ni
en el continente, tampoco en el desierto o en las praderas húmedas,
para quienes caminan en lo oscuro
durante el día y durante la noche
el lugar apropiado y el momento justo no son éste
no hay un lugar de gracia para aquellos que rehuyen el rostro
ni tiempo de alegrarse por aquellos que caminan entre el ruido pero niegan la voz

¿Ha de rezar la hermana del velo
por los que andan en lo oscuro, los que Te han elegido y enfrentado,
los que están desgarrados sobre el cuerno entre estación y estación, entre un tiempo y otro, entre
una hora y otra, una palabra y otra, entre un poder y el otro, los que esperan
en medio de lo oscuro? ¿Ha de rezar la hermana
por los niños que esperan en la puerta
que no se irán de allí, y que son incapaces de rezar?
Reza por los que eligen y por los que se oponen

Oh pueblo mío, qué te he hecho.

¿Ha de rezar la hermana entre los árboles de tejo esbeltos
por quienes la ofendieron y ahora tienen miedo
y no pueden rendirse y afirmar ante el mundo y negar entre las rocas
en el último desierto entre las últimas rocas
azules el desierto en el jardín el jardín en el desierto
de la sequía, y escupir de la manzana la semilla seca?

Oh pueblo mío.


VI

Porque no espero retornar jamás
Porque no espero
Porque no espero retornar
A debatirme entre la ganancia y la pérdida
En este breve tránsito donde se cruzan sueños
El crepúsculo por el que cruzan sueños entre el momento de nacer y el de morir
(Padre, bendíceme) aunque no quiero desear estas cosas,
Desde el gran ventanal hasta la costa de granito
Las velas blancas siguen volando rumbo al mar, volando al mar
Velas intactas

Y el corazón perdido se endurece y se alegra
Por la lila perdida y por las voces que el mar perdió
Y el espíritu débil se apura en rebelarse
Por el cetro de oro torcido y el aroma que el mar perdió
Se apura en recobrar el grito de la codorniz y el del chorlito que vuela en círculos
Y el ojo ciego crea las formas en las puertas de marfil
Y renueva el olor el gusto de salitre de la tierra arenosa.

Es el momento de tensión entre morir y el nacimiento
El lugar solitario donde tres sueños cruzan
Entre rocas azules
Pero cuando las voces arrancadas al tejo comiencen a perderse
Que se agite en respuesta el otro tejo

Bendita hermana, santa madre, espíritu del jardín y la fuente,
No permitas que el uno al otro nos burlemos mediante falsedades
Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos
Enséñanos a quedarnos sentados quietos
Incluso entre estas rocas,
Con nuestra paz entre Su voluntad,
Hermana, madre
Y espíritu del río, espíritu del mar,
No permitas que me aparte

Y llegue a Ti mi clamor.

–––––––––––––––––––––––––

(1)
     El texto traducido al castellano (español) de Ash Wednesday aparece en varias lugares de internet. Pero en su versión íntegra, sólo la he encontrado en ZAIDENWERG, a quien agradezco me permita tomárselo prestado para mostrarlo aquí.
     Sepa, pues, el mundo mundial entero, que Ezequiel Zaidenwerg es su único propietario, y un servidor de ustedes un simple copista, o copión, si les parece.

     Y me callo, que he entrado en Cuaresma.

(2)
     Sobre T. S. Eliot
http://www.edukativos.com/biografias/biografia3172.html
http://es.wikipedia.org/wiki/T._S._Eliot 
http://www.poemas-del-alma.com/blog/biografias/biografia-de-t-s-eliot
http://amediavoz.com/eliot.htm

Ave, Cornelivs! Carpe diem!



Horacio. Odas. II, 3



 

Aequam memento rebus in arduis
servare mentem, non secus in bonis
ab insolenti temperatam
laetitia, moriture Delli,


seu maestus omni tempore vixeris,
seu te in remoto gramine per dies
festos reclinatum bearis
interiore nota Falerni.


Quo pinus ingens albaque populus
umbram hospitalem consociare amant
ramis? quid obliquo laborat
lympha fugax trepidare rivo?


Huc vina et unguenta et nimium brevis
flores amoenae ferre iube rosae,
dum res et aetas et sororum
fila trium patiuntur atra.


Cedes coemptis saltibus et domo
villaque, flavus quam Tiberis lavit;
cedes, et exstructis in altum
divitiis potietur heres.


Divesne prisco natus ab Inacho
nil interest an pauper et infima
de gente sub divo moreris,
victima nil miserantis Orci.


Omnes eodem cogimur, omnium
versatur urna serius ocius
sors exitura et nos in aeternum
exsilium inpositura cymbae.






Recuerda conservar un ánimo tranquilo
en los momentos difíciles, y templado en los buenos,
lejos de toda exagerada
alegría, Delio que has de morir,


ya sea que hayas vivido triste en todo momento,
ya sea que tú, recostado sobre solitarios prados,
seas feliz en días de fiesta
con un Falerno de antigua cepa.


¿Para qué el alto pino y el álamo blanco
gustan de unir su sombra hospitalaria
con sus ramas? ¿Por qué en el sinuoso arroyo se esfuerza
la fugaz linfa por correr?


Manda traer acá vinos y ungüentos y las tan pasajeras
flores del amable rosal,
mientras las circunstancias, el tiempo y los hilos
negros de las tres Parcas lo permitan.


Te irás de los prados que has comprado y de la casa
y de la villa que baña el rubio Tíber;
te irás, y de las riquezas acumuladas
se adueñará tu heredero.


Ya seas rico, descendiente del viejo Ínaco,
o pobre y de humilde linaje, no hay ninguna diferencia
en cómo bajo el cielo te demores,
víctima del Orco inmisericorde.


Todos somos empujados hacia el mismo final, de todos
se agita en la urna tarde o temprano
la suerte que saldrá y nos depositará en la barca
que conduce al exilio eterno.

¿Encina o acebo? ¡Encina!

     Tengo un precioso acebo que he criado y cultivado con mimo a partir de una raíz que robé de la montaña palentina hace ya… ¡qué viejo soy!, la tira de años. Ahora florece a su tiempo y está casi lleno de bolitas rojas. Como por aquí no hay urogallos, deberían permanecer ahí hasta madurar y caer.

      De esta manera ya he logrado nuevas plantas que he regalado a amistades y caprichosos, y ahora crecen en otros jardines.

      El caso es que yo siempre he querido tener una encina. Antojos que tiene uno. Y un buen día del invierno anterior, durante el paseo con mis amiguitos, cogí un plantón del pinar de mis amores por ver si lograba algo. Provisto de herramientas, y escarbando en la arena pinariega, no fue difícil conseguir un buen cepellón en la base de la planta.

      Me lo traje, no penséis que sin trabajo, porque la bola terráquea pesaría seis kilos o más.


      Lo puse en una maceta y en la primavera nuevas hojas indicaban que era posible que, aún sin la raíz principal, agarrara.

      A la entrada del verano, y por el mismo procedimiento, me traje otros dos. No era por almacenar, ¡qué va!, sino para asegurar que al menos uno de ellos sobreviviera.

 


     Los tres parecen gozar de buena salud y el futuro lo tienen asegurado. Creo que sí conseguiré tener en el jardín la deseada encina.

* * * * * *

     A la caída de la hoja, cuando los rosales se quedan en solo esqueleto, descubrí que junto al tronco de uno muy próximo al acebo asomaban unas hojitas diminutas, verdes a rabiar y con puntitas en los bordes. ¡Bien!, me dije. Tenemos un nuevo acebo. A dejar que crezca un poco más, y le buscamos nuevo domicilio.

* * * * * *


     En el centro de este jardín parroquial, yergue majestuosamente su figura un cedro del Himalaya. Entre sus ramas frondosas y a una respetable altura ha dado por anidar, ¡vaya por Dios!, una pareja de maricas. Sus graznidos desagradables y secos ni gustan ni disgustan; se soportan. Únicamente me privan de sacar a tomar el aire y el sol a mi canario, que gusta de estar fuera de casa y que le ronden los gorriones.

     Esta pareja maldita es la causante de que los frutos del acebo desaparezcan, y sin pagar ni renta ni peaje. Pero se joroban, que uno ha brotado y voy a tener árbolito nuevo.

* * * * * *

     Domingo de carnaval, 14 de febrero, día de San Valentín para más inri: descubro que el tal brote nuevo que yo presumía de acebo, en realidad ¡es una encina!


     ¿Cómo demonios ha llegado aquí esta plantita?

     Razón tenía Felipe. Las urracas son unas ladronas compulsivas, que todo lo cogen y todo lo almacenan. Salvo algunas cosas que se les caen o que pierden por su cloaca. Las maricas digo yo que se parecen demasiado, que deben ser por lo menos primas hermanas de las urracas. Ellas habrán sido las que han llevado a cabo este tejemaneje de lo que parecía acebo y ha devenido en encina.

* * * * * *

     Mejor que mejor. Si no tengo acebo nuevo, sí tendré una encina en el jardín, porque una cosa segura es que las semillas que estos pajarracos esparcen por esos campos de Dios todas ellas agarran con salud y crecen sin miramientos.

Invictus, la película


Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

     Este es el poema de William Ernest Henley (1849-1903), autor inglés, natural de Gloucester, cuyo título presta a la película sobre Mandela, del director norteamericano Clint Eastwood.


Invictus

     Porque Invictus, la película, trata de Nelson Mandela. Aunque toma una parte de su vida, sólo una muy pequeña, representa suficientemente toda ella y sobre todo es capaz de descubrirnos en unos simples trazos anecdóticos, la historia entera y el enorme carácter de su persona. También habla de su país, Sudáfrica, de un país incógnita en esos momentos, que igual puede cambiar para bien o resultar “una auténtica comida de blancos” (dicho con todos los perdones del mundo).

     Información sobre este filme en la red hay a montones. Lo mismo sobre Nelson Mandela y sobre el país del oro y los diamantes, y en concreto sobre el tenebroso apartheid sudafricano. Valgan estos enlaces:








     El periodista John Carlin escribe Playing The Enemy (El factor humano, traducido) desde su experiencia personal y sus encuentros y conversaciones con Mandela. Por otro lado, Morgan Freeman busca cumplir un sueño, Clint Eastwood se deja encontrar, y a trío con don Nelson paren juntos, con El factor humano en el bolsillo, esta película sobre un episodio deportivo real que fue auténtico "balsamo de fierabrás" para resolver el temido "nudo gordiano" de aquella sociedad.

     Unos hechos:

     1. Mandela lleva ya cinco años gobernando el país, tras ser democráticamente elegido, pero no consigue desatascar la situación de la nación, entre el temor de la zona blanca y las ganas reivindicadoras de la zona negra. La minoría y la mayoría son irreconciliables, y el gobernante no encuentra el punto.
     2. Se organiza en Sudáfrica el Campeonato Mundial de Rugbi.
     3. El político concibe en su cabeza un plan para aprovechar esa ocasión de manera que el país entero vibre con un sólo corazón, y se olvide otras cosas. El deporte, la competición, amalgamará lo que no era conjugable.
     4. Toda la narración irá discurriendo hacia ese único objetivo, haciéndose lenta y emotiva, para caer en la moviola de una jugada final y definitiva, cronómetro en mano, que casi se congela y se concentra. Aún sabiéndose el final, la tensión no le deja a uno un solo momento, y, en silencio, se siente engullido (más bien diría succionado) por todo un pueblo que anima, vocea, vitorea, explota de entusiasmo cuando las manecillas del reloj tocan  a rebato. Este es el hecho, el definitivo, "los Springboks", mediocre selección africaner, vence en la final a los fieros, temibles y temidos “All Blacks” neozelandeses, quedando campeona en el concierto mundial. Para ello ha sido necesario que su capitán, Francois Pienaar, se convenciera de que era posible y que todo el país sintiera que aquel puñado de gigantes era su equipo nacional.

     A partir de esto, la narración empieza con la salida de Mandela de la cárcel, donde ha estado veintisiete años recluído; da pinceladas suficientes del tipo de sociedad rota y enferma que encuentra; describe en pocos pero significantes rasgos la enorme personalidad del protagonista; se recrea un poco más en el milagroso plan que concibe para salvar la irresoluble situación de la población que preside; y finalmente nos ofrece un final que parece rosa, pero que es más bien un explosivo arco iris de pura humanidad.

     Mejor que yo lo han dicho otros. Dejo la palabra a Pedro Miguel Lamet, que se expresa muy superiormente:

     «Película lineal y aparentemente simplificadora, es una excelente parábola sobre los ideales y la capacidad de recuperar la positividad del ser humano. Con una estructura casi elemental de tres mundos -el despacho de Mandela, sus guardaespaldas y el equipo de rugby con sus familiares- Estwood arrastra, emociona, cautiva, consigue incluso que los que no tenemos idea de este deporte, en la apariencia brutal, quedemos atrapados por la magia narrativa del actor-dicrector estadounidense. Se diría que con Gran Torino e Invictus nos está dejando un testamento admirable de fe en el ser humano y su capacidad de conversión.»

     «Una de las pocas películas que, después de verla, deja al espectador con ganas de vivir y esperar contra toda esperanza. Es verdad también que puede resultar muy oportunista ante el fenómeno Obama. Da igual. Es magnífico ver películas que invitan al optimismo y la superación. Id con vuestros hijos. Con eso lo digo todo.»

     Pues, eso, está dicho todo.

La otra noche echaron Camino, de Javier Fesser, por la uno

     Pues sí, estrenaron en TVE1 Camino, la película controvertida de Javier Fesser, que recibió galardones en los Goya de 2009. Y la vi como veo la tele, a ratos, mientras trabajo o como o ceno, levantándome y sentándome, leyendo o al ordenador. De modo que no os puedo contar gran cosa, salvo deciros que me gustó, y me alcanzó. Porque el argumento es de abrigo, y los cuatro personales centrales, los padres y las hijas, brillan en sus papeles a alturas inconmensurables.


     No pensaba decir nada aquí, pero mi amiga Fuensanta me ha dado un toque y no me puedo negar a sus requerimientos. Así que, aún sabiendo que puedo meter la pata, aquí estoy.



Como hay bastante información en internet, voy a copiar lo más importante.

En Wikipedia se dice lo siguiente:


Camino es una película de 2008 dirigida por Javier Fesser. Está inspirada en la vida de Alexia González-Barros, una niña que falleció a los 14 años (en 1985), tras 10 meses de enfermedad. El descubrimiento del primer amor o su educación basada en el Opus Dei (el título hace referencia al libro homónimo escrito por el fundador, Josemaría Escrivá de Balaguer) marcaron sus últimos días. La película participó en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián de 2008,[1]XXIII edición de los Premios Goya ganó en seis de las siete categorías en las que era candidata, incluyendo mejor película, mejor guión y mejor director.[2] sin conseguir premios. En la
El estreno de la película el 17 de octubre de 2008, suscitó cierta polémica entre la familia y causa de beatificación de Alexia y la producción de la película. La familia ha afirmado desvincularse por completo de la película.[3] Fesser afirma que todo lo que aparece en la película tiene base real y que ha intentado retratar a una familia del Opus Dei con una hija en trance de muerte:
«Como un espectador neutral (...) me he dejado llevar para entender y descubrir a cada uno de los personajes, de cómo buscar la felicidad o estar sumido en la tristeza».[4]

Argumento

Una preciosa y dulce niña de once años vive sus últimos momentos en la habitación de un hospital. Rodeada de familiares, amigos, sacerdotes y un número inusitado de personal clínico, da a todos un ejemplo de muerte serena y feliz. La película comienza en el momento de su muerte. Momentos después retrocede cinco meses para poder contar toda la historia desde antes del comienzo de la enfermedad y cómo evoluciona la enfermedad, un tumor cancerígeno en el cuello de la niña, y cómo interactua su debilitamiento, el tratamiento médico y el proceso mortal con su familia y con las creencias religiosas familiares. Un matrimonio con dos niñas, una entrando en la adolescencia y otra saliendo de ella (Nuria), educadas por una madre que aunque las ama, es dominante y fervientemente católica y arrastra el trauma de la muerte del único hijo varón cuando era apenas nacido. Empuja a sus hijas a un "camino" que sirve de nombre a la película y a la protagonista, mientras el padre por amor deja hacer al considerarlo lo mejor. Como en otras sectas, la hija mayor está alienada. Debido a un desengaño amoroso propiciado por la madre, que con su tía materna divorciada por incompatibilidad religiosa y la comunidad católica, deseosa de captar nuevas vocaciones aíslan a Nuria (Manuela) de ideas perniciosas para el noviciado. En una atmósfera de santidad y cuando la muerte es ya inevitable, ocurre hechos en la habitación del hospital que cada persona interpreta en base a su realidad subjetiva.
Inspirada en hechos reales, de varias personas pertenecientes a la "Obra", es una experiencia emocional que gira en torno a Camino (Nerea Camacho), una niña creyente de once años, que se enfrenta al mismo tiempo a dos acontecimientos que son completamente nuevos para ella: enamorarse y morir. Con una energía vital capaz de atravesar todas y cada una de las tenebrosas puertas que se van cerrando ante ella y que pretenden inútilmente sumir en la oscuridad su deseo de vivir, amar y sentirse feliz. Y como cada persona que asiste a su ultimo año interpreta los hechos, recordando un poco a la interpretación de la vida de Jesús de Nazaret y la distinta visión que tienen las personas de unos mismos hechos. A unos la impotencia de no poder hacer nada hace sentir cuan insignificante es el mito y como se puede sentir aun más tristeza al no compartirlo. A otros descubre la realidad de personas llenas de amor, que lo dan todo por sus ideas. Recordando algunas escenas a Alicia en el País de las maravillas Emilio Gavira aparece en uno de los sueños-alucinaciones tal vez inducidos por la medicación, interpretando a Mr Meebles en un dialogo con Camino que podría ser igualmente un dialogo entre Dios y la niña.
Esta historia está inspirada entre otras en la verdadera historia de Alexia González Barros, la hija menor de una familia con siete hijos perteneciente al Opus Dei, que falleció en 1985 a los 14 años de edad, y que actualmente está en proceso de canonización. Camino es ademas el titulo del libro que escribió Escrivá de Balaguer.

Trasfondo social

Camino, ha creado una gran polémica porque refleja las ideas de un grupo social muy numeroso con gran influencia social y económica. El Opus Dei y, como se puede ver y escuchar, cuando la madre dice que le reza todos los días a Dios para darle gracias por la enfermedad de su hija. Cosa que repiten varios sacerdotes. se recrimina al padre de la niña por su falta de alegría ante la inminente muerte de la niña.
También, es realmente significativa la frase que le dice Camino a su hermana, " ¿Quieres que rece para que tú también te mueras?" .
Muy dramática y dura, basada en un hecho real que intenta suavizar, sobre la vida y dura enfermedad de la niña Alexia González Barros que murió a los 14 años tras pasar diez meses de verdadero infierno por los dolores y operaciones que recibió por su enfermedad. No es una película fácil de ver para personas que huyen de la realidad.
La familia ha afirmado que los productores de la película no han mantenido relación con ellos.[5] Uno de los hermanos de Alexia ha desvelado que en una conversación privada Javier Fesser prometió que el nombre de Alexia no aparecería en la película, pero esa promesa no se ha cumplido. El mismo hermano ha afirmado que los aplausos a Alexia al morir — que aparecen en la película Camino — son una invención de la película. Según el propio Fesser, Camino está basada no sólo en el caso de Alexia, sino también en varios casos reales. Al parecer, el caso de los aplausos tras la muerte de la menor sí que se dio como circunstancia en otro caso real distinto al de Alexia. Para Javier Fesser, este hecho "lejos de ser una caricatura", le pareció "un homenaje precioso y ejemplar a la fallecida".[6]
Por su parte, Maria Victòria Molins, la religiosa teresiana que escribió la primera biografía sobre Alexia, que inspiró al director, ha acogido positivamente la película, elogiando varios aspectos de la misma y haciendo constar que es consciente de su carácter en buena medida ficticio.[7] De hecho, tanto ella como Fesser[8] reconocen mantener una relación amistosa desde el estreno de la película.

Otra información oficial se puede conseguir en la página web de la película: http://www.caminolapelicula.com/


     Puedo decir, y digo, que la primera noticia que me llegó sobre Camino fue el descontento del Opus por el trato que se le daba. Por eso, tal vez, no presté mayor atención, a pesar de conocer que era premiada. Luego ya fui sabiendo más y empezó a interesarme. Ahora puedo decir que, independientemente del propósito de su director y a pesar de lo que diga, la peli trata un asunto de mucha enjundia, y nos pone a los expectadores que quieran dejarse interrogar en la tesitura de respondernos a nosotros mismos ante una, o la única según se mire, de las cosas importantes que tenemos en la vida: la propia vida.


     Los personajes, los cuatro principales, son en todo momento coherentes. La madre, fiel a sus creencias, lleva adelante con todo su afán transmitirlas a su familia, y ayudar a morir a su hija. El padre, humanidad de una sola pieza, deja hacer, colabora todo lo que puede y termina como no podía ser de otra manera, muriendo cuando corría tras lo que daba sentido a su ser. La hermana mayor, aclarándose poco a poco y liberándose sufriendo. Y la protagonista, Camino, viviendo desde su ingenuidad el duro aprendizaje de crecer en breve espacio de tiempo, de la mano de su padre, a quien adora y con quien mantiene una especial complicidad, y de su madre, que le guía a su manera, y a quien obedece sin llegar a comprender.


     Soy incapaz de evaluar los momentos en que la niña sueña, piensa o sobrevuela con la imaginación su dura realidad. Hacedlo vosotros, quienes queráis entrar y comentar.


     Sólo digo más, sobre el final. La imagen de la madre aferrada al cuerpo de su hija ya muerta, es la viva imagen de la desolación. No me atrevo a pensar qué habrá sido de sus sentimientos religiosos que la acompañaron todo el tiempo durante el recorrido de la cinta. ¿Quedaron olvidados?



     En contraste con esto, ahí está la alegría del abrazo entre hija y padre, no se sabe muy bien dónde, tampoco cuándo, que le esponja a uno el corazón tras tenerlo duramente atenazado, y que le convence de que la muerte ahí está, pero tampoco es tanto. El amor es mucho mayor, lo es todo.

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