¿Gloria efímera?



Con nocturnidad, alevosía y sin poner la cara (pero se sabe quién ha sido: un tal Mauro Pallotta), ha aparecido este grafiti (o art street) en la pared de una calle cercana al Vaticano. A la vista está de lo que trata. Lo raro en un superpapa es ese maletín descabalado del que parece que se salen cosas…


Enseguida, con la fresca de la mañana, el personal se percató de lo sucedido. Esta es la primera peatona que, –hay que ser prevenida–, iba cámara en ristre, y se aprestó a llevársela para casa. La foto, no la pared. Le habrían multado, que en Roma no permiten ningún abuso con el mobiliario urbano.


A la hora del cafelito aumentó el público y los amantes de las instantáneas. Ahora con estas máquinas que no hace falta llevar el rollo al laboratorio es una gozada pasear las ciudades. Y no tienen pinta de turistas, ¿serán periodistas de incógnito?


Seguro que iba al médico de cabecera, pero por si acaso también llevaba su digital entre las sayas. Ya no se puede uno fiar ni de las monjas.


¡Qué mejor recuerdo de Roma que esta imagen! Seguro que iba acompañado, porque no parece tener su brazo izquierdo tipo gadget. Lo que digo, ni un solo pelo de tonto.


No fue el primero, porque ya antes posó otro, que no se sabe si iba o venía, si se acababa de levantar o buscaba la cama con urgencia. Bueno, exactamente prisa no parece que tuviera. Un estilo perfecto, tipo aquí estoy yo para lo que gustes. Ahora que lo miro bien… creo que es el mismo pavo que el de arriba. ¿Habrá sido capaz de volver? No me extrañaría nada. Por alcanzar la fama, todo… incluso perder la cama.


Seguro que esos tres tampoco querían perdérselo y aprovecharon que una niña iba al cole y le dijeron ¿no te importa? Preguntarla si sabía usar la máquina habría sido improcedente.


Luego llegaron los que no querían no participar. Miráme (nótese aquí el acento porteño), si sopla un poco de viento a lo mejor también yo levanto el vuelo, parece decir esa señora. Pero haría falta algo más que aire, aunque estuviera en movimiento.


Este otro tampoco se resigna, e inicia un escorzo puño en alto que tampoco le soluciona gran cosa, porque a buen seguro no permaneció así más de un segundo.


Un tercero lo intenta de perfil. Pero lo único que consigue es que se vea la otra calle por completo. Él se queda a dos velas, es decir, volviendo a pisar tierra, que de volar, nada de nada.


Me estoy imaginando la cara de esta peatona con bastón. ¡Qué envidia poder moverme con ese! Parece decir. Ella, paso a paso, viene de misa o va a por el pan. O tal vez a casa de los hijos para ponerles el desayuno a los nietos.


Posiblemente por allí pasaron también monseñores e ilustrísimas, que iban o venían de sus devociones y obligaciones. Lejos de pretender imitar o sentir envidia, se cabrearían con el dibujito. A este, dirían, le tenemos ahora en todas partes, ya está bien, qué se habrá creído. Y mandaron desaparecerlo. Y pudieron, oye tú, mira si pudieron. Consta en acta la empresa que lo disolvió; mejor dicho, que lo ocultó tras una pintura roja; Ama se llama y es la empresa municipal de limpieza. Aún así no se molestaron demasiado; esa pared canta a los cuatro vientos que debajo está el grafiti.


Pero a mí me la refanfinflan; conmigo no podrán. Si ellos lo quitan, yo lo pongo. Si ellos lo borran, yo lo pinto. Si ellos lo tapan, yo lo sobreescribo. Y como esa pared ahora es mía, aunque esté en el romano barrio de Borgo Pío, hago con ella y sobre ella lo que me da la gana.

¡Hala!

En el último día




Siento una cosa rara cada vez que un mes se acaba. No me es fácil explicarla; se trata de una mezcla de pena, alivio, desazón, ansia y perplejidad. Desconozco si ese conjunto de sentimientos o sensaciones se pueden englobar en una sola palabra. Si existe, y alguien la conoce, que por favor la nombre.
Razonar ahora el porqué de ese rosario de sentires, si es que mereciera la pena que lo dudo, me llevaría más de un folio, que es lo más que pienso escribir en este momento. De modo que lo dejo así.
Acaba el mes de enero y retengo en la retina la imagen de los jugadores del Racing de Santander, abrazados en el centro del campo de fútbol del Sardinero, plantándose en protesta y reivindicando su dignidad. ¡Chapeau!
Lejos de sentir lástima por ellos, harían falta que todas las divisiones, casi suena a ejército, se sumaran en la protesta adhiriéndose a su reivindicación. Pero no caerá esa breva. Algunos cobran demasiado para ponerse en peligro.
Es verdad que se ven gestos de solidaridad en los últimos tiempos con motivo de la crisis. Suelen ser muy concretos, y bastante interesados. En general.
Particularmente me impresiona el cierre de filas de los abuelos y abuelas que han recogido a toda la familia en el mismo techo y con sus pensiones pagan la comida que ponen en la mesa. También otros gestos de quienes al hacer su compra diaria añaden algo para un vecino o una vecina que anda atropellado.
Nos hacemos lenguas de los comedores sociales y clamamos porque casi un tercio de la población infantil española está pasando hambre. Juramos en español ante los mafiosos que se han llevado los dineros públicos, y a lo más sonreímos cuando a alguien le dan con una pancarta de papel tras las orejas.
Pero de ahí no pasamos. Y Dios quiera que no pasemos, porque, de hacerlo, aquí se armaría la de dios es cristo. Y se me entiende.
Tanto rencor contenido no es sano. Pero mucho más insano sería que saliera incontenido. Como buen gato escaldado, me lo sé, lo conozco.
Vamos a dejar que pase enero y llegue febrerillo el corto; ¿será tal vez por breve menos agobiante?
Lo último del mes: un flamante buga, un cochazo, a la puerta de la nave llevándose alimentos para casa. Poco antes, otro coche, un utilitario, acababa de descargar un buen lote.

Haciendo adobes, que no adobando



Soy de los que gustan en los funerales utilizar el incienso para homenajear a las personas que despedimos. Me parece importante honrar los restos mortales de quien según nuestra fe ha sido durante toda su vida en y con su cuerpo templo del Espíritu.
Pero siempre hay un pero a la hora de concretar. Es necesario para este rito, además del incensario y el incienso, un pedazo de carbón. Lo que se encuentra en el comercio, aunque sea muy pío como en este caso, es de tamaño estándar; demasiado pequeño para que dure hasta que se necesite o demasiado grande para el gesto concreto de encender y usar.
Así que yo practico el troceado. Lo preparo antes de empezar y lo enciendo justo en el momento. De esa guisa me pongo las manos como un carbonero a la hora más intempestiva, y no siempre salen los pedazos como debieran; muchas veces hago simplemente polvo de carbón.
Viendo una peli de catequesis en que aparecen unos niños de un país aún en vías de emerger haciendo ladrillos con barro, he pensado que también yo podía retomar aquellos juegos infantiles en que me ponía hasta las cejas de limo que luego mi mamá me sacaba de encima con un estropajo de esparto al amor de la lumbre, donde estaba el agua tibia para usos varios.
De modo y manera que me he puesto a la labor y tras hacerme con un pequeño molde con un trozo de tubo de pvc y una especie de émbolo cortado de un mango de escobón, he seguido el proceso que a continuación se expone en estas fotos.


El trabajo terminado está aquí, y se puede ver aunque las fotos no sean ninguna maravilla. Nunca fui agraciado con el don de la fotografía, soy de una etapa anterior. ¡Qué se la va a hacer!
No he encontrado actividad más placentera para este día de la paz. Sea este mi homenaje.
Gracias, Padre,
tus manos amasan nuestro barro,
nos hiciste a tu imagen,
y pides que construyamos un mundo de paz.
[Versión libérrima de una canción de G. Gabaraín]


(Esta entrada está especialmente dirigida para curas, sacristanes y monaguillos, no importa el sexo ni la edad. ¡Va por ustedes!)

Es verde la paz





Unos artefactos sobre el puente



Una noticia llamó mi atención: el viejo puente de Isabel la Católica estaba cortado porque peligraba la caída de no qué aparatos por culpa de fuerte viento.
Cierto que sabía que habían hecho obras en él, y que justo al lado habían ocupado el antiguo aparcamiento del edificio de “usos múltiples” con una especie de caperuza blanca. Algo había oído de la plaza del milenio. Pero como no me interesó, ni me acerqué.
Ahora, con la noticia, me he acercado y he comprobado que puedo pasear por mi ciudad y no verla, ni siquiera percatarme de los cambios que se dan… a velocidad de vértigo.
Esto es que han colocado unos chismes a ambos lados del puente, que en mi infancia se llamó de la academia y luego de Isabel, porque servidor lo vio construir desde las ventanas de su casa; no en vano entonces vivía en la plazuela de Tenerías. O sea, justo enfrente.
Esos chismes, a los que no presté atención cuando he pasado ese puente en los últimos tiempos, –supuse que serían estatuas urbanas a las que son muy dados el alcalde y la gente de mi ciudad–, resultan ser aerogeneradores, no simples adornos. Dan vueltas, no para hacer bonito, sino para producir electricidad.  Se explica aquí muy bien: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/11/valladolid/1302552137.html
Ya debe estar todo subsanado, pero esta tarde, según volvía del tanatorio, vi a la poli vigilando y las vallas protectoras colocadas en la acera sur del puente.
Gracias al viento que ha azotado durante estos días me he enterado de algo que ha costado una buena pasta, diez millones ochocientos mil euros más iva, y veremos qué productividad nos da. Ahora sólo falta que tengamos que pagar también los casi cien millones que piden los antiguos propietarios de los terrenos donde está el hospital del Río Hortega.

Voy a ver si tengo calderilla…













Con la agenda a cuestas



Así como la papelera es aquel lugar cuyo alrededor está todo lleno de papeles por el suelo, para mí la agenda es un artefacto en el que no apunto nada, y luego lo olvido todo. O no me acuerdo de ello, que es lo mismo.
Sin embargo, qué de recursos proporciona tener una. Sirve de razón o excusa para hacer o no hacer, estar o faltar, ir allá o en dirección contraria, quedar bien o fatal directamente. En fin un montón de posibilidades que cubren un amplio espectro de nuestras relaciones sociales. Y en mi caso concreto, para no hacer nunca lo que tenía programado porque algo o alguien surgió de improviso de entre la niebla.
Todos los años recibo alguna. Y tengo muchas del pasado completamente en blanco. Otras, es verdad, las utilicé para escribir en ellas cosas que ahora no leo, porque para qué. La actual, de la conferencia episcopal, me viene de oficio con la “epacta” y aquí la tengo encima de la mesa camilla…
Con la agenda me han dado en las narices. Y me he tenido que callar. Con la misma me tienen ahora en la sala de espera, y los chicos y chicas de confirmación no saben si va a ser en abril, en mayo o en junio, porque hay una agenda demasiado llena y la persona que la lleva está muy ocupada, demasiado. A pesar de esa agenda, sin embargo, ahora no me callo aunque tenga que aguantarme.
Está muy feo tener una agenda para justificarse al dar plantón al personal. Otra cosa es que uno/a mismo/a tenga algún recurso para organizarse, simple y llanamente. Yo tengo para ello varios. Por ejemplo, el móvil me sirve de despertador, de recordatorio de cumples y de aviso para citas tales como con mi médica, mi dentista, mi pastilla diaria, mi toma de tensión de vez en cuando, mi control del frigo del hogar, o el riego de las plantas de mi madre. Por ejemplo, mis amigos Gumi y Berto, que me urgen a las horas de paseo, cuatro al día, ¡cuatro! Por ejemplo, mi vecina, que se mira las esquelas y me dice que hay que volver al tanatorio porque hay un/a conocido/a o similar… como ahora mismo, que cojo el corsa para atravesar, una vez más, la ciudad entera, y cumplir como se debe.
En fin, ¿agenda? ¿Para qué la necesito?

Tres en uno




“Las Parcas eran tres hermanas ancianas que presidían los destinos de los hombres. Se llamaban Cloto, Lachesis y Atropos, e hijas de la Noche. Hilaban la vida de los mortales y se representaban cercanas a Plutón, una hilando el hilo de la vida, la otra devanándolo y la tercera con unas tijeras con que lo cortaba”. Así describe Fernán Caballero, –o sea doña Cecilia Böhl de Faber y Larrea, a las diosas del destino en su La Mitología contada a los niños e Historia de los grandes hombres de Grecia, que anoche terminé de leer por gentileza de Amazon.com que me lo ha obsequiado por adquirir un kindle paperwhite en otoño pasado. Muchas gracias.
Así que en cuanto acabé su lectura, y con Gumi adosado a mis costillas no explico en qué desvergonzada posición, me quedé meditabajo y cabizbundo por mor de las paradojas a que el destino nos expone a los simples mortales.
Si ayer me desayuné con la muerte de Pete Seeger, me había levantado de la cama con el aviso de que Carlos, mi vecino, acababa de fallecer, y en la sobremesa el postre fue el óbito del señor exnotario y casi caudillo de las españas Blas Piñar López. ¡Hay que ver qué desatino! ¡Ay, dolor, ahí se da algo más que simple azar!
Estoy seguro que nadie les preguntó a ambos tres si querían coincidir. A buen seguro que a Carlos le habría dado igual, pero no a los otros dos; absolutamente.
Un simple mortal no tiene ningún derecho, y menos elegir cuándo la parca venga a recogerlo. Así que me supongo que tanto Pete como Blas, prohombres donde pueda haberlos, algo convinieron.
Si ellos cooptaron adhesiones sin fin al tiempo que aversiones contra sus personas en el largo tiempo que vivieron, Carlos apenas si concitó algún que otro saludo en sus discretos sesenta y tantos años. Y es que el destino no es justo, ¡no señor! No reparte por igual sus favores.
Pero eso es, precisamente, lo que la escritora deja dicho a sus lectores infantiles en el libro en cuestión, nada de dejarse llevar indolentemente, antes al contrario hay que hacerse fuerza y prepararse para la vida desde la más temprana edad.
Bueno, ella, – o él– lo expresa a su manera tal que así:
“Muchas cosas hay que no podéis aprender, niños míos, lo uno porque no están a vuestros alcances y las aprenderías sin comprenderlas, lo cual es tarea de loros; lo otro, porque no se puede exigir de vuestra móvil atención la perseverancia necesaria para fijarse todo el tiempo que sería preciso para explicároslas. Pero como tampoco os debéis criar ignorantes, desaplicados ni ociosos, convendría que las personas que se interesan por vosotros pusiesen la enseñanza a vuestro alcance. La que procuraré daros en este libro, que os dedico, sobre la Mitología, no es la suficiente, y más adelante necesitaréis adquirirla más cumplida; pero las nociones que ahora recibáis, serán como las aguas de una buena otoñada, que, sin labrar la tierra, la preparan para recibir el cultivo a su debido tiempo, puesto que las cosas que en la niñez se aprenden no se olvidan nunca; lo cual sé por experiencia. Para probároslo, os referiré una cosa que leí cuando niño en un libro de enseñanza religiosa, que fue uno de los que me prepararon para celebrar debidamente el más feliz e inolvidable día de mi vida, aquel en que hice «mi primera comunión». Decía el excelente maestro que lo escribió, dirigiéndose a sus discípulos: «Hijos míos, si os pareciese largo el tiempo que invirtáis en leer lo que para vosotros escribo, tened presente que mucho más largo ha sido el que he invertido en escribirlo». Y esto, que nunca he olvidado, me ha servido toda mi vida”.
Y sigue diciendo un poco más adelante:
“Los hombres, olvidados del verdadero Dios, su Criador, inventaron divinidades a su albedrío; porque en el alma que Dios crió con soplo divino, existe siempre un anhelo, una necesidad de elevarse y someterse a un poder superior, que se adora, se respeta y se invoca. Cuando el hombre ya no siente esas altas y divinas inspiraciones… compadecedle, porque ahogó su alma”.
Carlos nunca salió en “los papeles”, ni falta que le hizo. Los otros sí, aunque ya casi estén en el olvido. Que es que las nuevas generaciones, si les sacas del ipad y de la tabla, no saben… o no contestan. Tal que parece que carecen de memoria porque nadie les ha aleccionado como hizo con nosotros doña Cecilia.
Si, pues, tanto al yanqui bonachón como al toledano osco les han reseñado como corresponde en la prensa de aquí y de allá, al pucelano Carlos le homenajearemos nosotros con la misma discreción y parsimonia con que nos tratamos recíprocamente en esta estrecha y recoleta calle que es nuestro barrio.

Pete Seeger



Y mi recuerdo agradecido a los hermanos Alejandro y Jesús Ruiz Huertas, que me pusieron en la pista de esto y de alguna otra cosilla.

Resistencia y sumisión

 

Este título tan sonoro es rotundo a más no poder. Pertenece a un librito que guardo como oro en paño. Contiene las cartas del teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, muerto por los nazis durante la segunda guerra mundial, escritas durante su cautiverio. Y algo tiene que ver con lo que ahora voy a escribir.
Esto es que ayer tarde hube de reparar una entrada de hace cuatro años que se había desguarnecido por mi mal hacer; no sé de dónde saqué las fotos que la ilustraban ni qué hice con ellas, así que he tenido que rebuscar y poner nuevas, porque ni referencia queda de las que coloqué. Y precisamente ayer, hacía seis años que murió Sole. Un ejemplo impresionante de resiliencia. Porque de eso trataba precisamente la entrada que entró en boxes, de lo resiliente que es mucha de la gente que he conocido, y que conozco.
Así que nos juntamos con sus hijos y nietos y la recordamos en su resistencia y también en su sumisión.
Resistente fue Sole, recia luchadora y constante en su fidelidad. Nada le fue fácil, o casi; pero contra todo ello se mantuvo firme y decidida.
También fue sumisa. No como ahora se entiende; no estuvo sometida a nada ni a nadie. Lo fue en cuanto que aquello que no pudo cambiar, lo sorteó; y lo inevitable, lo encaró directamente. Y cuando sus fuerzas no fueron suficientes, sencillamente lo aceptó. Sufrida es la vieja palabra que la describe sobre este particular. Como cuando aceptas, qué remedio, la lluvia que cae y no tienes ni paraguas ni lugar donde guarecerte; o el sol de esta tierra, que te abrasa atropando la mies o vendimiando el majuelo.
O mejor aún, la frase “tener correa” aplicada a Sole no le queda nada mal. Soportó los embates de la vida con donaire, con salero y sin perder el ánimo. Y bien difícil que lo tuvo.
Por eso mismo, me apetece tomar estas palabras de Bonhoeffer y aplicárselas a Sole. Cada uno en su situación, bien distante en el tiempo y diferente en lo vital, resistió y aceptó sumisamente lo que fue de todo punto imposible de evitar.

«Aquí he reflexionado a menudo sobre esto: dónde se halla el límite entre la necesaria resistencia contra el “destino” y la sumisión al mismo, igualmente necesaria. Don Quijote es el símbolo de la obstinación en la resistencia llevada hasta el absurdo, incluso hasta la locura. De forma semejante se comporta Michael Kohlhaas, quien con su exigencia de justicia acaba convirtiéndose en culpable. En ambos, la resistencia pierde finalmente su sentido real y se refugia en los dominios de la teoría y la fantasía. Sancho Panza es el representante de un acomodamiento, satisfecho y astuto, a una situación dada. Creo que debemos acometer realmente las empresas grandes y que nos son propias, pero al mismo tiempo no podemos dejar de hacer lo que por naturaleza es universalmente necesario. Hemos de enfrentarnos al “destino” –me parece importante el género neutro de este término– con la misma decisión con que nos sometemos luego a él a su debido tiempo. Sólo podemos hablar de “ser conducidos” cuando ya hemos cumplido este doble proceso. Dios, no sólo se nos aparece como un “Tú”, sino también “embozado” en “lo impersonal” (neutro); así pues, mi cuestión es, en el fondo, la siguiente: cómo podemos encontrar el “Tú” en “lo impersonal” (destino), o bien, en otras palabras: cómo el “destino” se convierte realmente en “dirección a seguir”. En consecuencia, no es posible fijar de una vez para siempre el límite entre resistencia y sumisión, pero ambas han de coexistir y ser practicadas con igual decisión. La fe nos exige esta actitud flexible y viva. Sólo de esta manera lograremos soportar y hacer fecundas cuantas situaciones se nos presenten».
(Carta del 21 de febrero de 1944)


Y este otro texto fechado el 21 de junio de 1944

DICHA Y DESDICHA
Dicha y desdicha,
que nos sobrevienen rápidas y avasalladoras
en su origen,
cual el calor y el frío extremos,
apenas se distinguen.

Cual meteoritos
arrojados desde la lejanía ultraterrena,
trazan su curso luminoso y amenazador
sobre nuestras cabezas.
Aquellos a quienes alcanzan permanecen atónitos
ante las ruinas
de su existencia cotidiana y sin brillo.

Grandes y sublimes,
destructoras y dominantes,
la dicha y la desdicha,
invitadas y no invitadas,
irrumpen solemnemente
por entre los hombres estremecidos,
y aquellos a quienes visitan
los adornan y visten
de seriedad y consagración.

La dicha es todo estremecimiento,
la desdicha todo dulzura.
Inseparables, una y otra
parecen venir de la eternidad.
Grandes y terribles son ambas.

Los hombres, de cerca y de lejos,
vienen corriendo y miran
boquiabiertos,
ya envidiosos, ya estremecidos,
al prodigio,
donde lo sobrenatural,
bendiciendo a la vez que destruyendo,
se ofrece como espectáculo terrestre,
desconcertante, inextricable.
¿Qué es dicha, qué es desdicha?

Sólo el tiempo las separa.
Cuando el acontecimiento,
súbito y de inconcebible conmoción,
se convierte en abrumadora y torturante duración,
cuando las horas del día, en su lento avanzar,
llegan a descubrirnos la auténtica faz de la desdicha,
entonces, casi todos los hombres,
hartos de la monotonía
de la desdicha ya conocida,
se apartan desengañados y aburridos.

Ésta es la hora de la fidelidad,
la hora de la madre y de la amada,
la hora del amigo y del hermano.
La fidelidad transfigura toda desdicha
y la envuelve suave
en un dulce
brillo sobrenatural.




[Textos tomados de Resistencia y sumisión. Cartas y escritos desde la prisión. Libros del Nopal. Ediciones Ariel. Madrid 1971,]

Lilit la innombrable


Lilit, la Reina de la Noche (1892), tablilla de terracota sumeria o asiria.
No la busques en la Biblia, porque no la encuentras. ¿Es que no está? Sí está, pero no se la nombra. ¿Y eso? Verás, en la edición más antigua que conoces, La Vulgata, se cita como “lamia”. De las que tienes, la de Nácar Colunga, habla de ella como “el fantasma nocturno”. En la más original y literaria, la de Schökel, como “el búho”. En la Cultural de SM, es “el monstruo nocturno”. Y en la más reciente que hay en tu librería, la de Jerusalén, se la identifica con el nombre propio “Lilit”.
¿Quién o qué es Lilit? Lilit o Lilith, qué afán con esa h en nombres que aparecen en la Biblia, es, según autores, la primera mujer o un interrogante. En todo caso un buena razón para ponerse a investigar.
El DRAE dice que lamia es figura terrorífica de la mitología, con rostro de mujer hermosa y cuerpo de dragón.
Sin embargo parece que en la antigua Mesopotamia, de donde luego beberán los autores bíblicos, Lilitu y Ardat Lili son los dos demonios femeninos estrechamente relacionados con el espíritu maligno Lilu. De allí, a la vuelta del exilio, los judíos llevarán consigo la creencia en un maligno “espíritu de la noche” a quien nominan “Laila”.
El único lugar de la Biblia que lo menciona es Isaías 34,14, enumerado entre una serie de animales salvajes más o menos conocidos, como gatos monteses, hienas y peludos. Sin embargo hay un texto enigmático, en Génesis 1,27 donde se dice expresamente que «creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó». Aquí nada se dice de costillas, como en Génesis 2, sino de un solo ser humano que es al tiempo varón y mujer. ¿Un único cuerpo con dos caras o dos cuerpos igualmente imágenes de la divinidad pero distintos entre sí?
El caso es que la sabiduría rabínica dedujo de esto que hubo una mujer antes de Eva, y fue precisamente Lilit. Estaba con Adán desde el principio, pero de ellos no principió absolutamente nada. Lilit se separó de Adán porque no estuvo dispuesta al trato que éste le dispensaba de subordinación. Eva sí lo aceptó, permitiendo existir a partir de una costilla adámica y por tanto a imagen suya, no del mismo ser divino.
Lilit, Adán y Eva en el paraíso. Miguel Ángel. Capilla Sixtina
Sea lo que sea, Lilit, y aún mejor Lilith, ha sido tomada como el principio femenino de la humanidad más originario, capaz de disputar la primacía al varón, a todo varón, y esto incluso ante la insistencia del Creador que le rogó encarecidamente que volviera junto al hombre para no romper su obra. Por su negativa fue condenada con toda clase de males, haciéndola ocasión y causa del primer homicidio de la historia, el de Caín, y de engendrar todo tipo de seres diabólicos a partir del semen que el varón pierde sin querer o desperdicia a plena intención. En ella está también el origen de otros terribles engendros como la homosexualidad, el aborto, y si se me apura el onanismo.
En fin, que por ahí deben ir los tiros para que ahora se diga que aquellas que defienden la ideología de género, femenino por supuesto, ansían el asalto del poder para ejercerlo en lo que constituirá el diabólico e infernal empoderamiento, también femenino casi me olvido de decirlo, que nos llevará a todos sin excepción a la ruina.
Puesto que Lilith se negó a engendrar seres humanos normales, y sólo es capaz de producir demonios o permanecer yerma, su lugar está bien situado en ese texto del profeta Isaías, donde literalmente puede leerse:


­ Fin de Edom


34 1Acercaos, naciones, a oír;
atended, pueblos;
oiga la tierra y cuanto hay en ella,
el orbe y cuanto en él brota,

2que ira tiene Yahvéh contra todas las naciones,
y cólera contra todas sus mesnadas.
Las ha anatematizado,
las ha entregado a la matanza.

3Sus heridos yacen tirados,
de sus cadáveres sube el hedor,
y sus montes chorrean sangre;
4se esfuma todo el ejército de los cielos.

Se enrollan como un libro los cielos,
y todo su ejército palidece
como palidece el sarmiento de la cepa,
como una hoja mustia de higuera.

5Porque se ha emborrachado en los cielos mi espada;
ya desciende sobre Edom
y sobre el pueblo de mi anatema para hacer justicia.

6La espada de Yahvéh está llena de sangre,
engrasada de sebo,
de sangre de carneros y machos cabríos,
de sebo de riñones de carneros,

porque tiene Yahvéh un sacrificio en Bosrá,
y gran matanza en Edom.
7En vez de búfalos caerán pueblos,
y en vez de toros un pueblo de valientes.

Se emborrachará su tierra con sangre,
y su polvo será engrasado de sebo.
8Porque es día de venganza para Yahvéh,
año de desquite del defensor de Sión.

9Se convertirán sus torrentes en pez,
su polvo en azufre,
y se hará su tierra pez ardiente.

10Ni de noche ni de día se apagará,
por siempre subirá el humo de ella.
De generación en generación quedará arruinada,
y nunca jamás habrá quien pase por ella.

11La heredarán el pelícano y el erizo,
el ibis y el cuervo residirán en ella.
Tenderá Yahvéh sobre ella la plomada del caos
y el nivel del vacío.

12Los sátiros habitarán en ella,
ya no habrá en ella nobles
que proclamen la realeza,
y todos sus príncipes serán aniquilados.

13En sus alcázares crecerán espinos,
ortigas y cardos en sus fortalezas;
será morada de chacales
y dominio de avestruces.

14Los gatos salvajes se juntarán con hienas
y un sátiro llamará al otro;
también allí reposará Lilit
y en él encontrará descanso.

15Allí anidará la víbora, pondrá,
incubará y hará salir del huevo.
También allí se juntarán los buitres
16cninguno de ellos echará en falta a otro.

16abBuscad el libro de Yahvéh y leed;
no faltará ninguno de ellos,
pues su misma boca lo ha ordenado
y su mismo espíritu los junta.

17Es él mismo el que los echa a suertes,
con su mano les reparte el país a cordel;
lo poseerán por siempre
y morarán en él de generación en generación.

(Libro del profeta Isaías 34, 1-17)

Lilit tentando a Adán y a Eva, Catedral de Notre Dame

Una derecha renovada


Antes de sufrir el golpe de calor
Me refiero al atrio de nuestro templo parroquial. Lo he dejado, en una mañana soleada y cálida de este invierno, listo para cuando llegue la esperada primavera.
Machacado por el sofoco
Esa parte, la derecha según se entra, es la que más sufre la fuerza del astro rey, y, por más que no le falte agua, cuando aprieta la calor y no corre ni una brizna de aire, las plantas se achicharran y terminan por ofrecernos unas hojas deslucidas y hasta amarillas. O directamente, mueren. Así pasó con dos encinas, casi con las aspidistras* –a las que tuve que intercambiar con las del interior para darles un respiro–, y definitivamente con el jazmín, a pesar de estar bien en el rincón; no lo pudo resistir.
En plena partición
Ahora tiene substituto, un hermano gemelo de su contrario de la izquierda. Fueron separados por acción mecánica: el serrucho. Sin embargo, nada ha perdido ninguno de los dos; conservan íntegro el cepellón y sus raíces no se airearon ni una pizca.
Cada gemelo por su lado
De modo que espero que ambos sigan su proceso, y sus brotes, que apuntan, revienten dentro de ná en unas vistosas florecillas amarillas.
El renovado jazmín
Esto es lo que se llama renovarse para que todo se mantenga igual. Como en la política, como en la religión…
En este caso ha sido la izquierda la que ha prestado ayuda. Otra vez será la derecha. Es la que está más al sol, debiera por ello ser la más resistente. ¿O no?



–––––––––––––

* Aspidistra, también llamada comúnmente pilistra, es un género de la familia Asparagaceae, anteriormente Ruscaceae. Son plantas ornamentales cultivadas tanto en interior como exterior, originarias de China, Himalaya y Japón.

El jazmín de la derecha





Hace cinco años lucía así de hermoso. Ahora hay que reemplazarlo. Un golpe de calor lo tumbó este verano. Su par,  el de la izquierda, que vive, aún no ha florecido, pero todo se andará.
Tenía pensado poner uno blanco, para variar; que florezca en verano. Pero en esta tierra mía no es fácil conseguirlo. De modo que probablemente saque un retoño del vivo y lo colocaré en su lugar.
Si me levanto con ganas, esta misma mañana me pongo a la faena.


Mi Casa se cierra



Posiblemente, con toda seguridad, este sea el último año que vienen ellas a recordarnos dónde están y solicitar ayuda. Me refiero a las hermanitas de los pobres, que no tienen más salida que cerrar alguno de sus centros para que otros se mantengan. Así es como Mi Casa, que así se llama el centro de ancianos que regentan, va a desaparecer de Valladolid. Llegaron pronto, hace más de cien años. He intentado dar con la fecha, pero no lo he conseguido.
Fundadas en 1839 por Juana Jugan, llegaron a España en 1863. En mi ciudad se asentaron primero en la calle San José, para trasladarse en 1976 a un nuevo edificio en las afueras, junto a la carretera de Segovia, que tenía acceso por un camino que se llamó a partir de entonces de Juana Jugan, por su fundadora.
Recuerdo de mi infancia que a las hermanitas y a sus asilados siempre se los tenía en cuenta, no sólo en Navidad, en todo tiempo y circunstancia. Ellas asilaban a las personas más pobres, no aceptando sus donativos ni sus herencias, pero sí la caridad de cualquiera, sin atesorar, sólo para el día a día. Por eso no les faltaban alimentos, ni ropa, ni útiles de aseo, ni personas que sirvieran en el comedor, incluso, mejor dicho especialmente, los domingos y festivos.
Es así como entonces cualquiera podía esperar no verse desasistido en su vejez, porque estaban ellas para asegurarle cobijo.
Luego apareció el negocio, que es lo contrario al ocio, y milagrosamente se multiplicaron las casas para ancianos, las residencias geriátricas, los hoteles con muchas estrellas para la última edad. Y también los antros de todo tipo y pelaje. Tardó la administración pública en poner orden y concierto, pero al fin lo consiguió a base de inspecciones y levantamiento de actas de denuncia con amenaza de sanción económica o cierre definitivo.
No clausuran Mi Casa por falta de medios, lo hacen porque no hay relevo. Faltan vocaciones, dicen. Y es verdad, hay carisma pero no quien lo quiera asumir, al menos en las condiciones en que hasta ahora se ha venido haciendo.
Cada vez que he entrado en aquella casa, limpia, reluciente, ordenada, me han recibido con una sonrisa y cariño en cantidades. Allá he acercado a lo más humilde y postrado que el ser humano puede llegar a ser, y siempre ha sido acogido y atendido como si se tratara de un príncipe, de una marquesa. Allá conviven, y lo han venido haciendo generaciones, arzobispos y doctores con muleros e iletradas; en la misma sencillez, con la máxima atención, recibiendo absoluta dedicación.
Han llegado esta tarde la hermana limosnera y su joven conductora. La primera, muy mayor, no recordaba que ya el año pasado habían estado aquí; y era su compañera quien dirigía el diálogo con dulces insinuaciones y corregía su yerros sin hacerse de notar. Una anciana y sin relevo, una chiquilla sin futuro. No queda otra que asegurar el presente. Por eso cierra Mi Casa, para que otra, tal vez la de Ávila, o Plasencia o Salamanca, siga abierta y funcionando.
Ahí es donde me gustaría que los santos oficiales hicieran milagros. No para reconocimientos oficiales ni para completar vitrinas de trofeos, sino para que su obra continúe. Así que, Santa Juana Jugan, tienes once meses para hacer un imposible, que esto no termine.

Con la Biblia en el Congreso


¡Juan uno siete!

En ese momento el señor Rubalcaba acababa de hablar y el señor Rajoy le estaba replicando. Ni corto ni perezoso el presidente soltó “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, Juan uno siete”. Me llamó la atención, porque esa forma de citar me chirrió. Ni es 1,7 (Prólogo del evangelio de Juan) ni es 17 (La oración sacerdotal). La cita correcta es 8, 7 (La mujer adúltera). Pero seguí dándole a las sopas de ajo, hoy tocaban.
Ahora, justo hace un ratito, me he enterado de que en esta sesión parlamentaria casi todo el mundo ha llegado al trabajo con la Biblia en la cartera, o debajo del sobaco.
En efecto, esta ha sido la relación de frases y citas bíblicas, exactas o aproximadas que han sonado en la enorme sala:
Alfredo Pérez Rubalcaba, con una fallida –en primera instancia– referencia a la cita evangélica “Una palabra tuya bastará para sanarme”. Antes dijo algo así como “una palabra mía bastará para sanarte”.
Más tarde insistió con la temática diciendo: “A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César”. Esto supongo que lo diría para justificarse no ser su compañero José Bono, pero no podría asegurarlo.
Rosa Díez, portavoz de UPyD, terció en el debate antes de que tomara dimensiones realmente “bíblicas”, y resumió la política económica del Gobierno con una cita del evangelio de Mateo: “Al que tiene le será dado y tendrá más, y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado”.
Joan Coscubiela también ha querido sumarse a la fiesta de los términos evangélicos. El diputado ha acusado Rajoy y al resto del Gobierno de ser los “fariseos del siglo XXI”.
Josep Sánchez Llibre, ha respondido a Rajoy que la “cacareada” recuperación económica se quedará en una mera mejora de indicadores que convivirá con el “desaliento” de empresas y familias si sigue sin fluir el crédito y, como no, también le ha hablado en términos evangélicos al animarle a “poner la primera piedra”.
Ahora mismito ya no sé cómo seguir porque la sexta está tocándolo en el programa En el aire, y Andreu lo está haciendo muy bien. No quiero ser su competencia, de modo que lo dejo aquí.
Pero como aún me queda tinta en el tintero, voy a aprovecharla antes de que se seque. Estas frases son harto conocidas y no hace falta frecuentar iglesias para haberlas escuchado alguna vez y poder repetirlas al poco más o menos, o letra por letra tal cual el original.
Lo que a mí me dejó con la cabeza alta, y la boca quieta, mientras la tenía llena a rebosar de sopas, fue la decisión y firmeza con que el señor presidente del gobierno y líder del bando de la derecha según se mira, don Mariano Rajoy Brey, afirmó el juan uno siete con que rubricó su cita evangélica. Mi madre, dije, qué tío, qué seguridad, qué aplomo.
Como todo lo que diga tenga la misma consistencia, no importa que sea verdad o mentira; basta que lo exprese tal como yo lo vi a través del televisor mientras comía.
Lo ha dicho Rajoy, entonces “va a misa”. [No diré “palabra de dios”, porque ni siquiera en minúscula me suena. Uno que es tiquismiquis].

Callejeando por mis barrios

 
Agustín de Montiano y Luyando. Grabado. Biblioteca Nacional.
Esta mañana paseando casi en penumbra dimos con una calle que se rotulaba de Montiano y Luyando. ¡Qué raro! murmuré, casi parece un gerundio. ¿Qué, quién o quiénes serán? Y nada seguro de recordar tales palabras, busqué ayuda nemotécnica tal que montiano de Montini, quien fuera luego papa Pablo VI, y luyando de luchando pero de mentirijillas como cuando combato con el Gumi. Pero ni por esas. De vuelta ya en casa para recordar he tenido que mirar en el callejero regalo de Paz Altés, y tras pinchar estos dos nombres en google he obtenido todo esto:
Agustín Gabriel de Montiano y Luyando (* Valladolid, España, 28 de febrero de 1697 – † ibídem, 1 de noviembre de 1764) fue un historiador, crítico y dramaturgo español perteneciente al Neoclasicismo, primer director de la Real Academia de la Historia.
Secretario de la cámara de Gracia y Justicia y secretario de Estado de Felipe V, fue amigo y mentor de Nicolás Fernández de Moratín, protector de su sobrino Eugenio de Llaguno y Amírola y colaborador del padre Martín Sarmiento, así como fundador y secretario de la Academia del Buen Gusto (1749 a 1751), amparada por la Condesa de Lemos, que consagró el estilo rococó e introdujo el Neoclasicismo.
Fundó la Real Academia de la Historia (1735) y fue su primer director (1738). Allí propuso trabajar en un Diccionario histórico-crítico de España para desterrar "las ficciones de las fábulas" y que a los acontecimientos se les diera "la más exacta cronología" con las "necesarias noticias geográficas antiguas y modernas". Los académicos, según la propuesta hecha por Montiano en 1735, formaron un plan en varias secciones o materias: geografía, origen de España, sucesión e historia de sus reyes, costumbres, leyes, rentas reales, comercio, varones ilustres y otras más que permitieran compendiar todo el saber sobre el pasado, después de someterlo a revisión científica, para separar lo cierto de lo falso; así, los académicos pensaban contribuir a que se desterrasen "las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia". Con el tiempo este proyecto se restringió y los académicos se dedicaron a la formación de un Diccionario geográfico de España que, pese al gran empeño de Pedro Rodríguez Campomanes mientras fue director entre 1764 y 1797, sólo logró publicar dos tomos en 1802 correspondientes a las tres provincias vascongadas y a Navarra.
Montiano fue también miembro, como su joven amigo y discípulo Nicolás Fernández de Moratín, de la Academia de la Arcadia de Roma bajo el nombre de Leghinto Dulichio. Amigo también de Ignacio de Luzán, teorizó sobre el teatro neoclásico en dos discursos que fueron traducidos al francés (Dissertation sur les tragedies espagnoles traduites del'espagnol par M. d'Hermilly; A Paris: chez J.F. Quillau, 1754) y tenidos en cuenta por Gotthold Ephraim Lessing en su Werke (1794).
A causa de su excesiva preocupación por el orden y las reglas es incapaz de apreciar el valor de los clásicos españoles, llegando, en la "Aprobación" que escribe a la edición del Quijote de Avellaneda, a considerar esta novela muy superior a la de Cervantes: «Ningún hombre juicioso fallará en pro de Cervantes si formase el cotejo de las dos segundas partes».
En el Discurso sobre las tragedias españolas (1750) que precede a su tragedia Virginia hizo la historia de este género dramático en España; Virginia trata sobre el abuso del poderoso Claudio sobre la supuesta esclava Virginia, cuyo padre prefiere sacrificarla antes que dejarla en manos del tirano.
En un segundo Discurso segundo sobre las tragedias españolas (1753) que precede a su tragedia Ataúlfo trató sobre problemas de escenificación y declamación y editó por vez primera la partida de bautismo de Miguel de Cervantes en Alcalá de Henares. La tragedia trata sobre Ataúlfo y su esposa Placidia, víctimas de los planes urdidos contra él por sus enemigos. Estos discursos suscitaron cierta polémica y escribió contra ellos un tal Jaime Doms, siendo defendido Montiano por un tal Domingo de Guevara en su Examen: el más crítico y gracioso que hasta ahora han hecho los mejores escritores de la carta escrita por Jayme Doms, contra el discurso sobre las tragedias españolas, y la Virginia del señor Don Agustin de Montiano y Luyando Madrid: por Joseph Herrera, 1789.
Junto con Ignacio de Luzán, Pedro Estala, y Leandro Fernández de Moratín, Agustín Montiano es uno de los principales teorizadores sobre el género dramático del siglo XVIII español; se fijó más en el teatro humanístico trágico del siglo XVI que en el del Siglo de Oro, aunque alude a la intensidad de los efectos dramáticos de Lope de Vega, Luis Vélez de Guevara y otros autores. y con su presencia puede considerarse el neoclasicismo como una realidad en la vida literaria española; sus comedias se someten a las tres unidades, pero carecen de interés escénico, no llegaron a representarse y son defectuosas en su versificación. Más adelante parece que cambió la orientación de su gusto, pues dice «Yo seguí en otro tiempo la opinión de los franceses, pero abracé después la inglesa». Marcelino Menéndez Pelayo estimó que esta declaración debía referirse al teatro de Joseph Addison y John Dryden, y no al teatro de Shakespeare. En 1754 fue elegido consiliario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Ahora ya respiro con alivio, porque mi señor alcalde o es culto o tiene a su lado quien le asesora con suficiencia. ¿Y si hubiera sido precisamente Paz la incitadora? Podría ser. Además de llevar la edición de libros desde la municipalidad, también hace otras cosillas que no nombro… por recato y discreción.
Mira tú por cuanto el barrio de Covaresa, aledaño a mi parroquia, está henchido de cultura. Y yo sin saberlo.

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